sábado, 11 de diciembre de 2010

INFORME ARGUMENTATIVO: PROBLEMAS CIENTÍFICOS Y PROBLEMAS FILOSÓFICOS



Integrantes:
Azuaje, Dexi
Rumbos, Marvis

El presente trabajo refleja los planteamientos tomados de Mario Bunge acerca de la investigación científica. En el desarrollo de su obra, este autor hace referencia a dos tipos de problemas de manera general: los problemas científicos y los problemas filosóficos. De igual manera, aborda una estrategia general de adquisición de conocimiento sobre la realidad que involucra tanto la experiencia, como la razón y la imaginación.

En relación con los problemas científicos señala que son exclusivamente aquellos que se plantean sobre un trasfondo científico y se estudian con medios científicos y con el objeto primario de incrementar nuestro conocimiento. Para el análisis de este tipo de problemas adopta como taxonomía la siguiente clasificación: primero, ubica los problemas sustantivos o de objetos; y a su vez los divide en problemas empíricos y problemas conceptuales.

Por otro lado, sitúa los problemas científicos de estrategias o procedimientos, como aquellos que se refieren a nuestros modos de conseguir la información de las cosas y a nuestro conocimiento en general. Estos problemas los divide en problemas metodológicos y problemas valorativos o de estimación.

Sin embargo, a pesar de esta clasificación, los problemas empíricos se mezclan con problemas conceptuales; no se trata de una falta total de consideraciones teoréticas en su planteamiento y manejo, sino de la presencia de operaciones empíricas en el curso de sus resoluciones. En cuanto a los problemas conceptuales, éstos no requieren operaciones empíricas, pero si ideas sugeridas por éstas. De igual manera señala que la ciencia natural no se ocupa sólo de problemas sustantivos, sino también de la invención y los modos analíticos de manejar tales problemas, trabajo en el cual se formulan juicios de valor. Por eso; empírico, conceptual, metodológico y valorativo no deben entenderse como características que se excluyan recíprocamente, sino más bien como propiedades que pasan alternativamente a primer plano en el curso de la investigación.

En este orden de ideas, los problemas científicos no nacen en el vacío, sino en el humus de un cuerpo de conocimiento preexistente constituido por datos, generalizaciones empíricas, teorías y técnicas. En el desarrollo de las ideas interviene de manera directa la libertad de planear del investigador, pues sus conjeturas acerca de aspectos no observables de la realidad ocupan un lugar central en la construcción del conocimiento científico y esas conjeturas, son producto en buena parte de la imaginación, aunque desde luego, no de la imaginación descontrolada, sino guiada y constreñida por el conocimiento antecedente y diversas consideraciones metodológicas.

Por lo tanto son seis las condiciones necesarias y suficientes para que un problema científico se considere bien formulado: (I)tiene que ser accesible un cuerpo de conocimiento científico (datos, teorías, técnicas) en el cual pueda insertarse el problema; (II) el problema tiene que estar bien formulado; (III) el problema tiene que estar bien concebido; (IV) el problema tiene que estar delimitado; (V) hay que hallar las condiciones de existencia y unicidad de la solución y (VI) hay que formular anticipadamente estipulaciones acerca del tipo de solución y el tipo de comprobación de la misma que resultarían aceptables.

De igual manera, el tratamiento de un problema no empieza con el efectivo trabajo de resolución pero tampoco termina cuando se ha hallado una solución. Además, los problemas no surgen, no son impersonalmente dados al investigador: sino que el científico individual, con su acervo de conocimiento, su curiosidad, su visión, sus estímulos y sus tendencias, registra el problema o incluso lo busca. Por tanto, la idea de que toda rama de la ciencia tiene su propio y permanente equipo conceptual es errónea: en la ciencia, cada cual se sirve de lo que puede, ya que el conocimiento será más amplio lo que permitiría formular nuevas teorías o problemas.

Ahora bien, no basta la simple curiosidad para generar problemas, tomando como cierta esta afirmación porque el problema desde el punto de vista metodológico es importante por cuanto se plantea manejo de nuevos métodos para la resolución del mismo; así como tampoco es suficiente tener una técnica para resolverlo porque faltarían los datos suficientes y necesarios para plantear y atacar a un problema científico. En este orden de ideas, no existe una solución única que concibe el investigador del problema inicial ya que esa solución puede cambiar en el desarrollo de su investigación. Por otra parte, si consideramos que los problemas científicos son sistemáticos porque se presentan o pueden introducirse en un sistema, y ya esto garantiza que su investigación tendrá algún efecto. Aquí se hace presente la libertad de la investigación científica, la necesidad de cambiar de plan y de refutar, la tesis de que la investigación científica es investigación planeada, aunque sea sólo parcialmente y a pequeña escala: no podría ser de otro modo, puesto que la investigación consiste en manejar conjuntos (sistemas) parcialmente ordenados de problemas.

Por otro lado, Bunge establece los problemas científicos bajo el sistema de las ciencias sociales y las ciencias factuales. En las ciencias sociales se señala el siguiente paradigma de la estrategia de la investigación: (i)Los problemas científicos se presentan en grupos o sistemas. (ii) Esos sistemas tienen que analizarse hasta llegar a problemas unidad. (iii)Esos problemas, unidad tienen que ordenarse, provisionalmente, al menos. (iv) Esa ordenación, o sea, la estrategia de la resolución de problemas, tiene que establecerse de acuerdo con la naturaleza de los problemas mismos y no en respuesta a presiones extracientíficas. (v) Toda estrategia de la investigación, por modesta que sea, tiene que evitar su restricción a la mera recogida de datos, y tiene que ocuparse también de problemas conceptuales y metodológicos, y a veces de estimación.

En cambio y por lo contrario las ciencias factuales pueden distinguirse cinco estadios principales: formulación, exploración preliminar, descripción, interpretación y control de la solución. Finalmente, establece doce consejos sobre la manipulación de los problemas de investigación para aumentar la posibilidad de éxito los cuales son: 1.Formular el problema con claridad; 2. Identificar las constituyentes; 3. Describir los presupuestos; 4. Localizar el problema; 5.Seleccionar el método; 6.Simplificar; 7.Analizar el problema; 8. Planear; 9. Buscar problemas análogos y resueltos; 10. Transformar el problema; 11. Exportar el problema y 12. Controlar la solución.

Ahora bien, Bunge también plantea los problemas filosóficos aplicados a la ciencia, es decir la teoría de la ciencia que no tiene por qué tratar exclusivamente problemas que puedan atraer la atención de los científicos, los cuales suelen pasar por alto las tesis filosóficas que suponen, pero sin duda tiene que ocuparse de la ciencia real, y no de una imagen simplista de ella.

Un problema filosófico es un problema de lógica, epistemología u ontología. En otras palabras, es un problema de forma o de conocimiento o referente al ser. Con relación a las reglas como una base metodológica filosófica se señala: primero, el tratamiento de problemas filosóficos no lógicos debe armonizar con la lógica ordinaria: por tanto, los errores lógicos bastarán para invalidar el discurso filosófico, enteramente o en parte; no descalificarán todo problema filosófico, ni siquiera todo programa filosófico, pero seguramente eliminarán mucha argumentación filosófica. Segundo, el tratamiento de los problemas filosóficos no lógicos no debe chocar con el cuerpo principal del conocimiento científico, y, además, debe estar al día científicamente; esto no condenar á las heterodoxias científicas mientras se produzcan dentro del espíritu de la ciencia, pero eliminará mucho sinsentido. Tercero, la formulación y la elaboración de los problemas filosóficos, así como la comprobación de las soluciones propuestas, tienen que discurrir paralelamente con las correspondientes operaciones de la ciencia: el método del filosofar debe ser científico. Y Cuarto, las soluciones propuestas a problemas filosóficos deben juzgarse sólo desde el punto de vista de su valor veritativo, independientemente de consideraciones no cognoscitivas.

Concluyendo con relación a la presente obra de los problemas científicos y problemas filosóficos se considera que el planteamiento de los problemas no difiere del planteamiento de los problemas científicos indistintamente ya sea en la ciencia pura, aplicada o en la filosofía. En definitiva, no se pueden plantear problemas de conocimiento sino científicamente.

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