María Elva Ramírez Salcedo.Jesús Gómez.
Luis Orlando Luna
Cuando hablamos de problemas no necesariamente estamos hablando de problemas científicos. Mario Bunge establece que existen problemas que se plantean sobre un trasfondo científico y otros sobre trasfondos prácticos o tecnológicos. Los problemas científicos se caracterizan por la utilización de medios científicos cuyo objetivo es incrementar el conocimiento. El autor establece que son sistémicos ya que pueden introducirse en un sistema y esto en cierta manera garantiza que la investigación tendrá algún efecto, dan respuesta a un plan realizado por los investigadores. Nacen tomando como base un cúmulo de saberes ya existentes que es constituido por datos, generalizaciones empíricas, teorías y técnicas.
Los problemas tecnológicos, denominados también problemas sustantivos o de objeto, se refieren a las cosas, es decir, se limitan a especificar cuantos objetos existen sin tomar en cuenta los modos de conseguir noticias o conocimientos de esas cosas.
A pesar de esta división según su trasfondo estos tipos de problemas no deben ser tratados de manera excluyente dado que en muchas ocasiones un problema científico no puede ser resuelto sin la intervención de la objetividad o practicidad de las cosas y viceversa.
Según esta agrupación de problemas la mayoría de los problemas científicos caen bajo las categorías: conceptual, empírico, metodológico y valorativo. Es de resaltar que un mismo problema en el momento que se realiza la investigación puede desarrollar todas las categorías antes mencionadas, de manera incluyente, es decir, se hace necesario que un problema científico cuente con un trasfondo de conocimientos para que pueda formularse y sea de fácil resolución ya que de lo contrario su formulación seria vaga y de difícil solución.
Esto es sustentado en la premisa de que para trabajar un problema científico no sólo basta poseer las técnicas que permitan su resolución sino que se debe poseer un conjunto de datos y elementos de información, resaltando la importancia de la posesión de datos, técnicas y teorías que son necesarias para plantear y atacar el problema.
El investigador debe estar razonablemente seguro de que será capaz de reconocer la solución una vez que la haya encontrado, estimando por anticipado cual será la clase de solución que considerará como adecuada y la comprobación que será utilizada como satisfactoria de lo contrario se perdería en la investigación y no tendría resultados satisfactorios.
Aun con la previsión de que existe solución al problema científico esto no garantiza que esa solución se vaya a encontrar ya que puede suceder que si el mismo no utiliza los métodos adecuados ni siquiera podrá encontrar la solución aproximada.
En este orden de ideas, y en función de la categorización de problemas, un problema para que sea científico debe ser interesante para la comunidad, estar bien formulado, delimitado, su planteamiento debe ser progresivo paso a paso, estar insertado en un cuerpo de conocimiento constituido por: datos, teorías, técnicas que permita tratarlo, la solución debe tener condiciones de existencia y unicidad y debe ser formulado, anticipadamente, el tipo de solución y comprobación y debe tenerse en cuenta que aun siguiendo estos pasos no se garantiza el éxito en la solución del problema científico.
Esto quiere decir que, para que una investigación científica sea interesante, debe estar bien equipada al momento de su estudio tomando en cuenta la pasión, es decir, debe tomarse en cuenta el clima intelectual del momento.
Además de ello, la libertad en la investigación científica consiste en “la libertad de planear” que permite al investigador elegir sistemas problemáticos, planteamientos, métodos y soluciones sin más objeto que la consecución de la verdad, acciones de trabajo y cambiar el programa en respuesta a necesidades internas.
Por otro lado, y tomando en cuenta la resolución de problemas, encontramos a los filósofos que buscan la solución en la realidad o a través del filosofar de otros, es decir, se trata de determinar la validez del conocimiento. ¿En qué condiciones es verdadero? ¿Cuándo alcanzamos efectivamente la verdad? Hasta dónde alcanzan y se limitan nuestras facultades cognoscitivas?
En este sentido podemos aseverar que las características de un problema filosófico son epistemológicas y ontológicas siendo por lo tanto un problema de forma o conocimiento referente al ser.
Tienen como peculiaridad que en su planteamiento no presentan datos empíricos, no pertenecen a ninguna ciencia particular ya sea por su tema o método, todos los problemas filosóficos son conceptuales, no son estrictamente lógicos por lo que no suele haber criterios para reconocer las soluciones y menos para decidir si una solución dada es correcta.
Las cuestiones filosóficas comienzan con la perplejidad tomando en cuenta la pregunta del “¿por qué?”. De aquí que “un problema filosófico tiene la forma: ‘No sé por dónde voy’”. El resultado de la filosofía no son “proposiciones filosóficas”, sino la clarificación de las proposiciones, la elucidación.
La filosofía es una actividad elucidante, busca encontrar claridad en los planteamientos. Pero esto sólo quiere decir que los problemas filosóficos deben desaparecer completamente. La filosofía desata los problemas planteados en los pensamientos; pero para desatarlos aunque el resultado de la filosofía es simple, su método, si quiere llegar a ese resultado, no puede serlo. La complejidad de la filosofía no reside en su tema, si no en lo enredado de la comprensión, se produce confusión y disgusto mental cuando no se satisface la curiosidad sobre determinados hechos.
Por ello, los problemas filosóficos no son, por supuesto, problemas psicológicos. La función de la Filosofía es, pues, reconducir las palabras a su uso cotidiano.
Los investigadores científicos consideran que el planteamiento de los problemas filosóficos en cuanto a elección y tratamiento no debiera diferir demasiado del planteamiento correcto de los problemas científicos lo cual puede ser dogmatico y busca cambiar la situación de la filosofía.
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