sábado, 18 de diciembre de 2010

Necesidad de un Nuevo Paradigma Epistémico


Análisis del Articulo escrito por: Miguel Martinez Miguélez

Grupo N° 3

Arguello Cleydys.
Azuaje Dexi.
Mendoza Jesús.
Rumbos Marvis


“Las teorías científicas, como los icebergs, tienen una enorme parte sumergida que no es aceptada, y que constituye la zona ciega de la ciencia, pero que es indispensable para el desarrollo de la misma”
Morin, 1984


La temática expuesta en el artículo introduce y desarrolla razones de peso para evidenciar el origen y necesidades de un nuevo paradigma epistemológico, partiendo de una comparación que hace el autor con el paradigma clásico que en su momento dio sus aportes significativos. De igual manera, hace referencia al modelo de ciencia que se originó después del Renacimiento y que sirvió de base para el avance científico y tecnológico de los siglos posteriores. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo es insuficiente y sobre todo inhibidor de lo que podría ser un verdadero progreso, tanto particular como integrado, de las diferentes áreas del saber. Esto debido a la explosión de los conocimientos, de las disciplinas, de las especialidades y de los enfoques que se han dado en el siglo XX.

El autor señala que el período histórico que nos ha tocado vivir lo designa como “de incertidumbre”, donde todo investigador serio y de reflexión profunda debe a través de las bibliotecas, las revistas y los congresos, “subirse sobre los hombros de docenas de pensadores eminentes” y divisar grandes coincidencias de ideas y marcadas líneas confluyentes de un nuevo modo de pensar, de una nueva manera de mirar las cosas, de una nueva racionalidad científica y, en síntesis, de una nueva ciencia. Esta ciencia presenta notables diferencias con el modo de pensar tradicional, clásico, lógico-positivista.

En tal sentido, pues surge la necesidad de una nueva era, en la cual culmina la época moderna enmarcada en el cambio de la ciencia lineal y homogénea, insuficiente para modelar realidades que van surgiendo con el paso del tiempo y las necesidades que derivan de las ramas especificas del saber, como las de las ciencias sociales que requieren una transformación de conceptos, que puedan dar explicaciones globales y unificadas. Presenciamos el surgimiento de una conciencia de la discontinuidad, de la no linealidad, de la diferencia y de la necesidad del diálogo. No solamente estamos ante una crisis de los fundamentos del conocimiento científico, sino también del filosófico, y, en general, ante una crisis de los fundamentos del pensamiento. Necesitamos conceptos muy distintos a los actuales y mucho más interrelacionados, capaces de darnos explicaciones globales y unificadas.

Tanto la hermenéutica y la dialéctica forman parte fundamental en la nueva sensibilidad al igual que las orientaciones metodológicas como la cualitativa, la etnometodológica, el interaccionismo simbólico y la teoría de las representaciones sociales son las que han producido cambios en las reglas de juegos de la ciencia, así como también en la literatura y las artes durante la modernidad, es preciso conocer que los diferentes aspectos, presentan una sensibilidad crítica y cuestionadora, que origina un concepto de una “Verdad pluralista” en la que el pensamiento humano no tiene una teoría y explicación que pueda captar en ella la mente humana utilizando objetividad y la técnica de la razón como algo excesivo.

Lo planteado concibe un cambio o transformación que vaya a la par con el mundo global con una visión holística tomando los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales ecológicos, que nos permita describir este mundo, algo que no nos pueden ofrecer las concepciones reduccionistas ni las diferentes disciplinas aisladamente; necesitamos una nueva visión de la realidad, un nuevo "paradigma", es decir, una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, de nuestro modo de percibir y de nuestro modo de valorar.

Detrás de cada paradigma se esconde una matriz epistémica; ésta es, por lo tanto, el trasfondo existencial y vivencial, el mundo de vida y, a su vez, la fuente que origina y rige el modo general de conocer, es decir, en su capacidad y forma de simbolizar la realidad. En una palabra, que la verdad del discurso no está en el método sino en la episteme que lo define.

En adelante el autor plantea una serie de argumentaciones para explicar la des-construcción, o también desde otro punto de vista reconstrucción de términos y significados que expone tomando en cuenta los diferentes aportes desde Galileo al medir la velocidad de la luz que permite observar el supuesto fundamental que determinó todo el diseño e instrumentos de experimentación, que permite dar una explicación del fracaso de la inercia mental de los supuestos e ideas que se repiten en la historia, de esta manera prolonga el desarrollo muchos otros personajes que le ayuden a comprender los planteamientos filosóficos, científicos que enriquecen nuestra epistemología.

El cuerpo de conocimientos humanos adquirido con una base sólida por ser la conclusión de observaciones sistemáticas y seguir un razonamiento consistente donde se integra un todo coherente y lógico en un paradigma universal o global de la racionalidad, de allí surge la necesidad de un paradigma que englobe una naturaleza capaz de reunir todos los aspectos verdaderos del mundo o se acerque tomando en cuenta un todo integrado sistemáticamente coherente y lógica no solamente por inducción y deducción, donde emerge así una epistemología no regida por procedimientos preconcebidos que puedan ser modificados con el transcurrir del tiempo y la complejidad del pensamiento humano y al ser como un todo físico-químico-biológico-psicológico-social-cultural-espiritual que pueda construir una metodología interdisciplinaria en constante revisión, reformulación y redefinición de sus propias estructuras con una rigurosidad y crítica sistemática que propone un enfoque hermenéutico, fenomenológico, etnográfico, entre otros, es decir un enfoque cualitativo que es, en su esencia, estructuralista-sistemático (Ver Martínez M., 1994b, 1996).

El nuevo paradigma emergente nos permitirá superar el realismo ingenuo, salir de la asfixia reduccionista y entrar en la lógica de una coherencia integral, sistémica y ecológica, es decir, entrar en una ciencia más universal e integradora, en una ciencia verdaderamente interdisciplinaria y transdisciplinaria. Y en donde cada disciplina deberá hacer una revisión, una reformulación o una redefinición de sus propias estructuras lógicas individuales; deberán buscar y seguir los principios de inteligibilidad que se derivan de una racionalidad más respetuosa de los diversos aspectos del pensamiento, una racionalidad múltiple que, a su vez, es engendrada por un paradigma de la complejidad.

Para lograr los objetivos de una metodología sistémica se requiere una lógica dialéctica, en la cual las partes son comprendidas desde el punto de vista del todo y viceversa. Se necesita una lógica más completa, una lógica de la transformación y de la interdependencia, una lógica que sea sensible a esa complicada red dinámica de sucesos que constituye nuestra realidad. Para ello como señala el autor "es preciso, en primer lugar, aprender a rehacer el cerebro de los hombres " (1968, pág. 119).

Una de las características del pensamiento complejo señaladas por Morin y otros (2002) es que “el pensamiento complejo sabe que existen dos tipos de ignorancia: la del que no sabe y quiere aprender y la ignorancia (más peligrosa) de quien cree que el conocimiento es un proceso lineal, acumulativo, que avanza haciendo luz allí donde antes había oscuridad, ignorando que toda luz también produce, como efecto sobras”. Se trata de una lucha contra el absolutismo y el dogmatismo disfrazados de verdadero saber. En este sentido, los autores señalan que es “ciencia con conciencia” el imperativo del pensamiento complejo.

De igual manera haciendo refererencia a la complejidad Najmanovich (2002) señala:

“Un abordaje que haga honor a la complejidad debe ser capaz de conjugar de múltiples maneras los distintos niveles del cambio, explorar sus articulaciones, construir itinerarios según las problemáticas particulares que se presenten en cada indagación específica. Considero que la complejidad no debe ser un “imperativo” sino una elección. Una elección que abarca tanto el plano cognitivo como el ético, el estético, el práctico, el emocional. No se trata de un mero cambio de paradigmas, sino de formas de experimentar el mundo y producir sentido, de interactuar y de convivir, una transformación multidimensional en una permanente evolución.”

Otras fuentes consultadas:
Morin,E., R., E., Domingo, R. (2002). Educar en la Era Planetaria. Unesco.
Najmanovich, D. (2002). La complejidad: De los paradigmas a las figuras del pensar. Universidad CAECE, Buenos Aires, Argentina.(Consultado 11-10-2005).
http://www.sintesys.cl/complexus/revista2/articulos2/denise%20najmanovich.pdf

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