Jesús Gómez.
Luis Luna.
El avance científico y tecnológico tiene su deuda con el modelo de ciencia que se originó después del renacimiento, pero debido a que los tiempo cambian y nosotros como seres humanos cambiamos con él, ese modelo de ciencia que permitió el desarrollo en una época se hizo insuficiente para enfrentar los nuevos retos debido a la multiplicación de los conocimientos, disciplinas y especialidades, lo que lleva a la búsqueda de un nuevo modelo y el surgir de nuevos paradigmas que permitan el verdadero progreso tanto particular e integrado, de las diferentes áreas del saber.
Debido a la explosión de conocimientos que se suscitó en la segunda mitad de siglo XX definido como incertidumbre en las cosas fundamentales que afectan al ser humano ya que el surgir estos saberes a gran velocidad pareciera no tener límites, lo que lleva a una nueva racionalidad científica “nueva ciencia” diferenciándose del modo tradicional de pensar, se podría decir que se presenta una crisis de los fundamentos del conocimiento científico incluyendo también el filosófico, lo que a nivel general lleva a una crisis del pensamiento.
Por lo que el conocimiento científico en lo académico se hace necesario desnudarlo en cuanto a las contradicciones por las insuficiencias de este paradigma científico que había dominado, porque el aparato conceptual clásico, riguroso por su objetividad, determinismo, lógica formal y verificación resulta corto, insuficiente e inadecuado para las realidades que se imponen a lo largo de este siglo tomando el cuenta el mundo subatómico de la física, las ciencias de la vida y las ciencias sociales, esto se debe a que se necesitan conceptos distintos, interrelacionados que puedan proporcionar explicaciones globales y unificadas.
Se hace necesario un cambio paradigmático ya que el transcurso del tiempo ha ido generando una nueva sensibilidad e universalidad del discurso, en sí una nueva racionalidad, emergente que tiende a integrar dialécticamente las racionalidades parciales que integra el pensamiento calculante y el pensamiento reflexivo.
Esta sensibilidad emergente se revela en orientaciones del pensamiento actual como la teoría crítica, la condición postmoderna, la postestructuralista y la descontruccionista, o la de tendencia a la desmetarforización del discurso con el uso frecuente de la hermenéutica y de la dialéctica y varias orientaciones metodológicas, como las metodologías cualitativas, la etnometodologia, el interaccionismo simbólico, la teoría de las representaciones sociales entre otras.
Lo más valioso que aportan estos movimientos son su sensibilidad cuestionadora y crítica ante propuestas no realizadas, teniendo por concepto que la verdad es pluralista e inconmensurable, inagotablemente rica que desborda el pensamiento humano lo que hace que no exista teoría o explicación que agote esa realidad y que la mente humana presenta un potencial y una riqueza que ante la actitud de pretensión objetivadora y dominadora de la razón técnica luce como una idolatría.
Surge la necesidad de un nuevo paradigma que transforme el modo de pensar, percibir y valorar porque se vive en un mundo caracterizado por interconexiones a nivel global en los que los fenómenos físico, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales son todos recíprocamente interdependientes por ello se necesita una perspectiva que sea holística y ecológica.
Según Morín (1982) el paradigma científico se define como un principio de distinciones-relaciones oposiciones fundamentales entre algunas nociones matrices que general y controlan el pensamiento, es decir, la constitución de teorías y la producción e los discursos de los miembros de una comunidad científica determinada. Por lo que considera que detrás de cada paradigma se esconde una matriz epistémica, esta matriz epistémica define el modo general del conocer, la forma en que un grupo humano le asigna significados a las cosas y eventos para simbolizar la realidad.
Se considera que el conocimiento siempre será el resultado de la interacción dialéctica, que vendría a sustituir el modelo especular por su pasividad, lo que obliga en el caso del modelo dialectico a la revisión de las metodologías empleadas para la adquisición de los conocimientos, es decir, los enfoques, estrategias, técnicas e instrumentos.
El ser humano es un todo físico-químico-biológico-psicológico-social-cultural-espiritual integrado que funciona a la perfección constituyendo la vida, en donde la persona es el sistema integrado más complejo de todo cuanto existe en el universo por ello el paradigma que emerja debe integrar la complejidad del ser humano. Ese paradigma debe tener como característica la universalidad, permitir superar el realismo ingenuo con la entrada a una ciencia interdisciplinaria y transdisciplinaria lo que tendrá como consecuencia que cada disciplina debe realizar una revisión, reformulación o redefinición de sus propias estructuras lógicas individuales establecidas en el pasado aislada e independientemente del sistema total con que interactuar para evitar las inconsistencias, actuando sobre principios de inteligibilidad derivados de la racionalidad respetuosa de los diversos aspectos del pensamiento, una racionalidad múltiple que a su vez es engendrada por el paradigma de la complejidad.
Al usar el pensamiento “sistémico-ecológico” nuestra mente empieza a seguir un enfoque modular, estructural, dialectico, gestáltico, interdisciplinario, en donde todo afecta e interactúa con todo, donde cada elemento no sólo se define por lo que es o representa en sí mismo, sino, por su red de relaciones con todos los demás, todos estos cambios llevan a reestructurar los supuestos básicos, filosóficos y metodológicos, de las ciencias afectando y produciendo nuevos cambios en la formulación de hipótesis de naturaleza diferente y en la metodología y técnicas a utilizar.
Nos encontramos ante la obligación de adoptar un metodología interdisciplinaria que permitiría captar la riqueza de la interacción entre los diferentes subsistemas que estudian las disciplinas particulares, ya que la interdisciplinariedad permite respetar la interacción entre los objetos de estudios de las diferentes disciplinas y lograr la integración de sus aportes respectivos en un todo coherente y lógico por lo cual cada disciplina deberá realizar la revisión, reformulación y redefinición de sus propias estructuras lógicas individuales.
Se asegura que la mente humana sigue las directrices de esta propuesta ya que en toda elección procede estudiando, analizando, comparando, evaluación y pondera los pro y los contra, las ventajas y desventadas de cada opción o alternativa, y su decisión es más sabia cuanto más los ángulos y perspectivas hayan sido analizadas para la solución del problema en cuestión.
Por lo que la investigación científica desde este nuevo paradigma consistiría en llevar este proceso natural a un mayor nivel de rigurosidad, sistematicidad y de criticidad, esto es lo que las metodologías que adoptan enfoques hermenéuticos, fenomenológicos, etnográficos, es decir, un enfoque cualitativo, siendo en su esencia estructuralmente sistémico ente enfoque requiere conceptos e instrumentos adecuados a su propia naturaleza, requiere una lógica dialéctica, en las cual las partes son comprendidas desde el punto de vista del todo y viceversa. La lógica dialéctica aplica sistemas auto-correctivos, de retro-alimentación y pro-alimentación, los circuitos recurrentes y aun ciertas argumentaciones que parecieran circulares. Aún con todo este nuevo paradigma queda por delante seguir hasta encontrar una lógica más completa que permita la transformación y la interdependencia que sea sensible a la complica red sucesos que conformar la realidad.
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