sábado, 11 de diciembre de 2010

PRODUCCION SOBRE: PROBLEMAS CIENTÍFICOS Y PROBLEMAS FILOSOFICOS

Manrique Mary Luz C.I 13882606

Zambrano Marlin C.I 16513256

En primer término, el problema científico es el primero y más importante de los pasos de todo el proceso de investigación. El problema permite conocer y delimitar el terreno de lo desconocido, es decisivo en el resultado final: una definición incorrecta lleva a encontrar una seudo solución. El planteamiento adecuado no sólo implica considerar la situación problemática, es necesario también atisbar las posibles vías de solución. El planteamiento correcto del problema significa, en ocasiones, más que de la mitad de su solución.

En tal sentido, La intención, el interés, condicionan la forma en que se aprecian los procesos, objetos, fenómenos y la adaptación a la perspectiva personal. En cada caso tiene un significado diferente según quien lo aprecie.

Es importante destacar, La clase de los problemas científicos los cuales se puede analizarse de varios modos.

Problemas sustantivos o de objeto (Ej.: .¿Cuántos A existen?.) Científicos de estrategias o procedimiento (Ej.¿Cómo contaremos los A?.)

Mientras que los problemas de objeto se refieren a las cosas, los de procedimiento se refieren al modo de conseguir noticias de las cosas, y el conocimiento en general. Los problemas sustantivos pueden subdividirse a su vez en problemas empíricos y conceptuales, y los de estrategia en problemas metodológicos y valorativos o de estimulación. La resolución de los problemas empíricos exige operaciones empíricas, además del ejercicio del pensamiento, mientras que los problemas conceptuales son objeto sólo de trabajo cerebral, aunque pueden requerir conceptualizaciones de operaciones empíricas y de datos. Los problemas metodológicos y valorativos son unos y otros conceptuales por lo que hace al modo de plantearlos y resolverlos; difieren en que, mientras que las soluciones a problemas valorativos son juicios de valor, las soluciones a problemas metodológicos están libres de valoración.

En este mismo orden de ideas, los problemas científicos son lo suficientemente ricos como para caer simultáneamente bajo las cuatro categorías a la vez. Por eso, empírico, conceptual, metodológico. y valorativo. No son excluyentes, son propiedades que pasan alternativamente a primer plano en el curso de la investigación.

Del mismo modo, para que un problema pueda considerarse como un problema científico bien formulado: (i) tiene que ser accesible un cuerpo de conocimiento científico (datos, teorías, técnicas) en el cual pueda insertarse el problema, de tal modo que sea posible tratarlo: los problemas enteramente sueltos no son científicos; (ii) el problema tiene que estar bien formulado en el sentido de las exigencias formales expuestas en la Secc.4.2; (iii) el problema tiene que estar bien concebido en el sentido de que su trasfondo y, en particular, sus presupuestos no sean ni falsos ni por decir; (iv) el problema tiene que estar delimitado: un planteamiento que no sea progresivo, paso a paso, no es científico; (v) hay que hallar las condiciones de existencia y unicidad de la solución; (vi) hay que formular anticipadamente estipulaciones acerca del tipo de solución y el tipo de comprobación de la misma que resultarían aceptables. El respeto de estas condiciones no garantiza el éxito, pero sí ahorra pérdidas de tiempo.

Según Bunge, la ciencia describe y explica (a) aspectos seleccionados de los hechos que le interesan y (b) lo hace de manera simbólica (no pictórica). Más aún, para esta tarea resultan fundamentales las teorías científicas, que no se refieren a los hechos reales directamente, sino que lo hacen de una manera elíptica, indirecta, puesto que siempre hay de por medio un modelo más o menos idealizado de esos hechos. En resumen, el realismo científico es tal porque consigue "captar" ciertos aspectos objetivos de la realidad que nos rodea, en particular las relaciones invariantes [descritas, típicamente, de manera matemática por enunciados legales (o leyes)] entre variables que describen de manera simbólica (habitualmente cuantificada) aspectos seleccionados de clases de hechos que resultan de interés científico.
Por otra parte, un problema filosófico es un problema de lógica, epistemología u ontología. Si se pide una aclaración de esa definición, puede añadirse que un problema filosófico es un problema de forma, o de conocimiento o referente al ser. La importancia de este problema resalta desde el momento en que se ofrecen varias soluciones a una misma pregunta. El hecho de que cada uno tenga su propia respuesta, y, en ocasiones, completamente opuesta a la de otros, no deja de ser inquietante, para el que pretende profundizar en la realidad. ¿Por qué no hay una respuesta única a los problemas del alma, la libertad, Dios, el bien y el mal? La misma Historia de la Filosofía, con su cadena de sistemas y soluciones, es motivo de inquietud para el espíritu filosófico.

En tal sentido, hay cinco principales soluciones al problema del conocimiento: el escepticismo, el empirismo, el racionalismo, el idealismo y el realismo. El escepticismo niega validez a todo conocimiento; lo mejor es dudar. El empirismo sólo concede capacidad cognoscitiva a las facultades sensibles; o mejor dicho, un conocimiento es válido solamente cuando está apoyado en alguna experiencia sensible. El racionalismo, por el contrario, pretende que los sentidos engañan, y que la necesidad de la universalidad del conocimiento científico sólo se consigue por medio de las facultades intelectuales. El idealismo, por su parte, niega que podamos conocer a las cosas independientes del sujeto cognoscente; sólo captamos nuestras propias ideas. El realismo, por último, sostiene que sí tenemos conocimientos válidos, alcanzados por los sentidos y la inteligencia, y que alcanzan la misma realidad, la cual es independiente del sujeto que conoce.

Finalmente, la falibilidad del conocimiento científico viene dada por la imposibilidad de verificar o refutar de manera concluyente las teorías científicas. El conocimiento científico tampoco es directo. La razón de ello es que las teorías científicas (una vez interpretadas) se refieren de manera inmediata a un modelo idealizado del sistema cuyo comportamiento se pretende describir, explicar y predecir, no a la realidad. Las teorías solo se refieren de manera mediata o indirecta a los hechos.

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